Hermanos:
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado a dar la buena nueva a los pobres, a sanar a los de corazón destrozado,
a proclamar la liberación de los cautivos y a los prisioneros la libertad.
Me ha enviado a proclamar un año de gracia del Señor y un día de venganza de nuestro Dios;
para consolar a todos los afligidos, para cambiar por una corona la ceniza de los afligidos de
Sión, su ropa de luto por perfumes de fiesta, y su ánimo triste por cantos de alabanza.
Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;
él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Juan 10, 11-16
Yo soy el buen pastor. El buen pastor dá la vida por sus ovejas; no como el jornalero que
ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. El jornalero cuando ve venir al lobo, las
abandona y huye. Y el lobo las arrebata y las dispersa. El jornalero se porta así, porque
trabaja únicamente por el sueldo y no tiene interés por las ovejas. Yo soy el buen pastor;
conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí; lo mismo que mi Padre me conoce a mí,
yo lo conozco a él y doy mi vida por las ovejas. Pero tengo otras ovejas que no están en este
rebaño; también a éstas tengo que atraerlas, para que escuchen mi voz. Entonces se formará
un rebaño único, bajo la guía de un solo pastor.